domingo, 5 de março de 2023

A fábula

 Não, hoje não se trata da fábula da cigarra e da formiga, mas bem poderia ser. A temática do empreendedorismo ficará para uma próxima. Hoje, nesta espécie de rúbrica "Conta-me Histórias", a estória é outra: a fábula do gato por lebre. Ou será, antes, da lebre por gato?!...




Reinan el reloj y el cronómetro sobre todas las cosas, pero existe un lugar en el que no es ya que reinen, sino que imperan con el sadismo de un Führer. Ese lugar es el deporte [leia-se “competição”], no por casualidade nacido en Inglaterra y al mismo tiempo que el capitalismo. Deporte y capitalismo, capitalismo y deporte, son un matrimonio muy bien avenido. El filósofo francés Marc Perelman, autor de un ensayo titulado La barbárie deportiva: crítica de una plaga mundial, lo tiene claro: «La institución deportiva es una de las instituciones fundamentales del sistema liberal-capitalista».

(…) El deporte también es un pilar ideológico fundamental del sistema; un opio del Pueblo; el nuevo circo que readapta el panem et circenses romano en el siglo XXI. Pero también un instrumento educativo; una correa de transmisión de los valores del capitalismo.

(pp. 103-104)

 

Luis de la Cruz explica (…) que el deporte fue en origen un «entrenamiento vital para los tiempos medidos que el capitalismo hubo de inocular en los nuevos ritmos de trabajo, o para alejar el obrero de la taberna y otros lugares que resultaban, a ojos de la moral burguesa, nocivos para los intereses capitalistas». Los sports eran juegos tradicionales ingleses a los que se dotó de reglamentaciones estrictas como una de las primeras vías hacia la consolidación de la ética burguesa. Se trataba de controlar el tiempo libre de los obreros con criterios morales. De la plaza o explanada que servía para todo (para el mercado, las fiestas populares, los ajusticiamientos…), el deporte fue trasladándose a nuevos campos de juego con medidas fijas y una única función, y el modelo que, así implantado, los británicos difundieron después al mundo entero se basó sobre todo en la idea de equipos con especialización por tareas que se enfrentan entre sí, con ganadores y perdedores. (…) Y los anarquistas, opuestos por princípio al deporte competitivo, buscaron uno que no fuera y fomentaban el excursionismo y la gimnasia, que no lo son. Pero a la postre, fue el modelo competitivo el que acabo imponiéndose. [Paradigma vigente na Europa Ocidental, por exemplo em países como França, Espanha ou Portugal, onde o Pedestrianismo – enquanto desporto de andar a pé (?) – é assediado recorrentemente pela tutela desportiva, Estatal, para que a “modalidade” tenha uma componente competitiva. Fenómeno que conduziu a situações caricatas, como a invenção de “competições” Rando Challenge ou, as mais recentes, Aqua Walking!]

(p. 106)

 

[GünterAnders exponía por su parte en su monumental ensayo La obsolescencia del hombre que en los gritos del deporte ya reverbera algo asesino [asinino, diríamos nós]; un rudimento de deshumanización del outro que es la base misma de la guerra. Los rugidos que interrumpían y concluían los discursos de Goebbels – recuerda – se habían probado antes en los campos de futebol, y no por casualidade las concentraciones de masas más famosas del Tercer Reich habían tenido lugar en el Sportpalast berlinés.

(p. 108)

 

Luis de la Cruz (…) hace en Contra el running un paseo crítico por la historia del deporte moderno y traza un vínculo estrecho entre la expansión de este y la del capitalismo postindustrial, del que implica que ha hecho perder peso a «las organizaciones obreras y la práctica de los deportes de equipo mientras que los deportes individuales han ido ganando adeptos» (…). Analiza además el discurso de quienes monopolizan la narrativa del running desde posiciones de poder y muestra cómo el running («individualista, adicto al movimiento continuo, rápido e inestable como la gramática de los bits»; «metáfora que expressa la constancia, la progresividad, la ambición o la necesidad constante de motivación») y el deporte de aventura («una ficción de descontrol controlado») han ido colonizando las diapositivas de PowerPoint en los centros de negocio y la filosofia barata de los libros de emprendimiento.

(p. 117)

 

(…) «los clubes están actualmente en decadencia» debido a que «ahora las personas tienen un interés individualista por participar y prefieren no hacerlo a través de alguna organización». [Agora preferem pagar a empresas e serem levados, sem responsabilidade pessoal, nem “chatices”, com desejadas mordomias e, frequentemente, facilitismos temperados com ilusões de aventura.] Periodistas de todo el mundo constatan la pertinência del lamento y aportan de paso algún principio de explicación de esta crisis. Lo hace, por ejemplo, Stéphane Herzog, que en 2015 publicaba en el diario suizo Les Temps un largo reportaje sobre la «grande mutation» que su investigación concluía que viene sufriendo el alpinismo. Gran transformación: ¿hacia qué? Hacia esto: «Siguiendo la estela de las estrelas del speed climbing, los nuevos adeptos quieren una montana balizada, accesible, lúdica e inmediatamente consumible». En efecto, es el caso – y la coincidencia no puede ser casual – que, al mismo tiempo que los clubes tradicionales decaen, insurge por todas partes todo un universo nuevo (…)

(p. 25)

 


CUETO, Pablo Batalla. 2019. La virtude en la montaña – Vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista. Gijón: Ediciones Trea.



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