...é a questão! Alpinismo bisexual é um pequeno livro no que concerne ao seu
tamanho tout court e uma grande obra
relativamente ao conteúdo. Do melhor que tenho lido no estilo que se poderia
enquadrar naquilo que se convencionou designar “literatura de montanha”. Na
verdade, este conjunto de textos dificilmente se enquadra em qualquer definição…
Na verdade, Simón Elías Barasoain é um tipo multifacetado, complexo e, por
isso, tanto ou mais difícil de definir do que a sua (esta) obra. Segundo Emilio
Blaxqi [Guía
espiritual de Pepitas], que se encarrega de uma espécie de intróito a Alpinismo bixesual y otros escritos de
altura: “Actualmente trata de
reorganizar su vida sexual y de escribir com cierta seriedade; también sabe
hacer fuego com palitos”. Mais um caso de bibliofagia: devorei-o, em cerca
de seis horas, numa viagem entre Madrid (onde o comprei) e Lisboa.
Classificação: “do best” :) Aqui
ficam alguns “trocitos” para adoçar a
boca…
“Salir hoy a la montaña es un ejercicio tecnológico que no solo no potencia las habilidades del ser humano sino que las esconde bajo un escudo de máquinas de compleja utilización y elevado precio. En los últimos catorce años han muerto cien guías de montaña franceses mientras esquiaban, escalaban o trabajaban. Una cifra escalofriante para un colectivo que agrupa a mil seiscientos profesionales con el mejor equipamiento. Por eso, pese a las grandes inversiones en investigación y desarrollo, los inventos solo funcionan respaldados por las habilidades con las que el hombre ha recorrido las montañas desde el inicio de la exploración alpina: prudencia, conocimiento, técnica y forma física.” (pp. 69-70)
“Durante años hemos ido a la montaña para buscar espacios de libertad. La escalada, el puro ejercicio físico de ascender, era algo anecdótico; lo importante era compartir un vivac con los amigos, comer una pasta que sabía a té del desayuno y compartir un cigarrillo bajo las estrellas, lejos de toda legislación. En la montaña, en la naturaleza salvaje nos alejábamos de las constricciones sociales y crecíamos como personas, como amigos y como comunidad; luego intentábamos implementar esos valores en la vida urbana para hacer de ese mundo violento un lugar más apacible. Finalmente hemos hecho lo contrario. Hemos traído a la naturaleza, la competición, la selección biogenética y los cronómetros. También el respeto a las leyes y la implantación del intercambio comercial como centro de una actividad en la que la felicidad se medía por la cantidad de tierra acumulada en las orejas. Hemos creado un conjunto de reglas inviolables que rigen la vida campestre y que asfixian todo elemento lúdico. Vinimos a buscar espacios de libertad y construimos monstruos normativos. Íbamos a hacer un viaje de escalada y acabamos haciendo turismo de montaña.” (pp. 104-105)
“Salir a la montaña, escuchar rock
duro y alterar tu estado de consciencia, parece un camino tan normal como otro
para el crecimiento personal.” (p. 133)
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